Nos gusta etiquetarnos y clasificarnos. Uno puede llevar una ficha en la que diga cosas como "De derechas, seguidor del Osasuna, católico no practicante, no nacionalista, republicano, europeísta". Probablemente (y desgraciadamente) estamos caracterizando una gran parte de la personalidad de esa persona.
Tienes razón, Luis, la tierra tira hasta puntos que rozan el fanatismo. Igual que la familia, el amor, la religión, la política, el fútbol o la raza. Es decir, lo que puede llegar a rozar el fanatismo es el grado del sentimiento de pertenencia a algo, sea lo que sea. <br />Y es inevitable; por mucho que uno vaya de ciudadano del mundo, tiene un sentimiento de pertenencia, le guste o no. El anarquismo fue el abanderado de la abolición de fronteras y banderas, y lo más gracioso de todo fue que ellos mismos se dieron nombres como "Confederación NACIONAL de Trabajadores", o "Federación Anarquista IBÉRICA". Y sus consignas: la tierra para el que la trabaja, tierra y libertad..parece que a ellos también les tiraba bastante el terruño a pesar de todo, ¿no?
Esos nacionalismos, Luis, son algo inherente al hombre. Podemos encontrarlos en todos los tiempos y en todas las épocas. Y, en mi opinión, siempre tienen algo de razonable y de locura. Yo preferiría más uniones y menos desuniones...
La tierra tira, sí... Hasta puntos que rozan el fanatismo ¿Qué consideramos nación? Un área con una misma lengua? ¿Costumbres semejantes? ¿Una historia común? Si hacemos un pequeño esfuerzo, España y Texas -según estos criterios- deberían seguir perteneciendo a la misma nación.
Comentarios
Devil
Miércoles, 26 Septiembre, 2012 - 19:41
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Will Kane
Domingo, 23 Septiembre, 2012 - 09:36
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Sifuentes
Sábado, 22 Septiembre, 2012 - 19:13
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Luis G.
Sábado, 22 Septiembre, 2012 - 18:12
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Mcoma
Sábado, 22 Septiembre, 2012 - 10:23
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